Wednesday, December 26, 2007

LA BRUJULA INTERIOR

Por muchas creencias que le hayan sido impuestas desde fuera sobre la manera en la que tiene que vivir, el ser humano siempre puede ir más allá del condicionamiento socio-cultural recibido para llegar a ser lo que es.

Como dijo Herman Hesse (1877-1962): "La verdadera profesión del hombre es encontrar el camino hacia sí mismo". Esta búsqueda hacia adentro es la que permite que cada persona pueda conocer su esencia y desarrollarse, en la medida de sus posibilidades, en el campo profesional más cercano a su pasión y motivación interiores. Solo así podra desplegar todo su potencial, cumpliendo una función que dotará a su existencia de mayor sentido y, en consecuencia, de alegría y felicidad.


Alex Rovira, nos dice: la psicología crea la economía. Toda estructura u organización sólida, compuesta de valores como la armonía, el equilibrio o la sostenibilidad, nece necesariamente de la conciencia. Sin conciencia no puede haber calidad.
Así, la adaptación a una realidad en permanente cambio pasa por desarrollar conscientemente a los seres humanos.
Para lograr los mejores resultados, tanto en la vida como en la empresa lo primero es empezar por uno mismo. Es necesario conocer nuestra sombra para llegar a ver y encarnar la luz que reside en nuestro interior.
No en vano, cualquier relación humana esta marcada por la proyección (de dentro afuera), la empatía (de fuera adentro) y la identificación, que son todas aquellas etiquetas superficiales que creemos ser, sepultando lo que somos en esencia.
Este proceso de autoconocimiento y desarrollo personal comienza en la psicología, llevándonos finalnte al despertar de la espiritualidad: una nueva manera de interactuar con la realidad externa, de la que todos formamos parte. Y es lo que reconocemos en el otro lo que vive dentro de nosotros.
A mayor nivel de conciencia, mayor comprensión, que es lo que nos permite respetar, aceptar y comprometernos con los demás: ése es el pilar fundamental de la calidad. El sentido de la vida es servir y mejorar la vida de los demás.
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Santiago Álvarez de Món: El gran reto de las organizaciones es conseguir comprometer a las personas que las hacen posible. Y lo cierto es que dicho compromiso es de doble dirección: de la empresa hacia el profesional y del profesional hacia la empresa.
El liderazgo es el puente que permite coordinar y garantizar el éxito de este proceso. Y antes de liderar a otros, siempre tenemos que aprender a liderarnos a nosotros mismos. Para lograrlo es necesario entrar en contacto con nuestro yo verdadero, con nuestra voz e intuición más profunda: nuestra esencia.
Por ello, el referente más fiable, es nuestro cuerpo. Más allá de nuestras palabras, lo que realmente dice mucho de nosotros son nuestras acciones, así como la energía que desprendemos de dentro hacia afuera.
Asumir el compromiso con nosotros mismos es lo que nos permite descubrir nuestra pasión, nustra función, nuestra vocación, así como la fuerza y el valor para ponerla en marcha.
Es ser fiel a nuestro yo esencial, llegando a ser la mejor versión de nosotros mismos. Sólo así desarrollaremos desarrollaremos nuestro talento en un proyecto que nos gusta y nos divierte.
Lo insensato es convertirse en una fotocopia. El aburrimiento y la insatisfacción son señales inequívocas que nos hemos equivocado, tanto el lo que hacemos como en la manera en que lo estamos haciendo.
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Mario Alonso: El desarrollo personal está marcado por el denominado "camino del héroe", que es el proceso de transformación que nos permite comprender y desplegar el potencial que reside en nuestro interior.
Y es que la respuesta está dentro, no fuera. Para poder descubrirlo por uno mismo, es necesario abrir la mente para tener la oportunidad de experimentarlo. Todo comienza cuando nos sentimos insatisfechos en alguna dimensión de nuestra vida y tenemos la voluntad de investigar para poder cambiar.
No en vano, este camino nos lleva a adentrarnos en sendas inciertas, por donde antes nunca hemos caminado, con obstáculos de los que aprender y amigos en los que apoyarse. Esta transformación nos lleva al lugar desde donde partimos, pero siendo, viviendo e interactuando de una forma diferente, mucho más consciente.
Si aplicamos esta premisa en el ámbito de la empresa, nos damos cuenta que la verdadera revolución, no es tecnológica, sino que humana, es decir, aquella que crea entornos laborables que persigan objetivos que permitan a las personas ilusionarse, motivarse y, en última instancia, comprometerse con el proyecto, haciéndolo en parte suyo.
Aquellas compañias que trabajan para dicha revolución sea una realidad, están sembrando resultados económicos como no se imaginan.
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Fuente: Diario El Pais, España, domingo 16 de diciembre de 2007.

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